ESTE TEXTO LO ESCRIBÍ UNOS DÍAS ANTES DE EMPEZAR YO LA UNIVERSIDAD HACE UNOS 6 AÑOS...ES UN TEXTO QUE PARA MI ES IMPORTANTÍSIMO Y LE QUIERO COMO A UN HIJO...Y BUENO...ESPERO QUE OS GUSTE...AHÍ VA:
" El ladrón de recuerdos avanzaba lenta pero decididamente por su cabeza. Nadie sabía cuanto tardaría en robarlo todo, pero todos esperaban con tristeza ver la azotea vacía. Veían la consumición que el cobarde provocaba en la cabeza de la pobre mujer, nadie apostaba ya por la recuperación de recuerdos. La riqueza que antaño poseía: sus pensamientos, sus vivencias, su persona, todo su ser, iban siendo adulteradas por el tremendo asco del robo. Ya se había apoderado el traidor, de los sueños y los pensamientos cercanos. Ella desmantelada, sin enterarse de lo más mínimo, abrió sus puertas e invitó sin saberlo a otras enfermedades silenciosas, hasta que cruelmente consiguieron arrancarla esa luz caliente que en todos habita, y murió, convirtiéndose en un baúl vacío, donde una vez existió un precioso paraíso de vestidos y lujosos recuerdos, hoy tristemente olvidados. Aunando vivencias compartidas con la protagonista, divisé una claridad tan pura, tan limpia, tan vacía de odio, que mi alma palideció, mi corazón se estremeció, mis ojos se encharcaron y mi mente se nubló, quedé solo con la esencia de su ser, hasta tal punto ocurrió lo que digo, que Dios al verme, tuvo que dejar su corona de espinas y bajar a socorrer a una de sus múltiples ovejitas tristes, pero me negué, le negué al Altísimo, él sonrió, y en esa sonrisa celestial, vi a la gran mujer que yo había perdido. Por primera vez en días, sentí paz, aunque una paz recubierta de una desesperación arrebatada que en mí estaba floreciendo y que no me dejaba pensar con claridad. La dama muerte se asomó desde su tejado, una lagrima brotó de su negra mejilla, la gota aunque inerte parecía descender por su rostro vacío. Una melodía apareció de fondo en tan asombrosa actuación, era un sonido de viento, triste a la par de esperanzador. Yo desconcertado, incrédulo con todo lo que estaba presenciando, me desplome, caí al helador suelo, a lo que yo mortal de nacimiento, sentí dolor, un dolor interno y estremecido en llanto, estremecido en frío, pude palpar otra vez lo agresivo de la vida. No podía moverme, no podía emitir sonido alguno por mi garganta, yo estaba impotente en el suelo, a merced de cualquiera. Pero no tenía miedo, solo en mi cabeza brotaba una y otra vez aquel recuerdo bello de una mujer que una vez fue mi amada abuela".
" El ladrón de recuerdos avanzaba lenta pero decididamente por su cabeza. Nadie sabía cuanto tardaría en robarlo todo, pero todos esperaban con tristeza ver la azotea vacía. Veían la consumición que el cobarde provocaba en la cabeza de la pobre mujer, nadie apostaba ya por la recuperación de recuerdos. La riqueza que antaño poseía: sus pensamientos, sus vivencias, su persona, todo su ser, iban siendo adulteradas por el tremendo asco del robo. Ya se había apoderado el traidor, de los sueños y los pensamientos cercanos. Ella desmantelada, sin enterarse de lo más mínimo, abrió sus puertas e invitó sin saberlo a otras enfermedades silenciosas, hasta que cruelmente consiguieron arrancarla esa luz caliente que en todos habita, y murió, convirtiéndose en un baúl vacío, donde una vez existió un precioso paraíso de vestidos y lujosos recuerdos, hoy tristemente olvidados. Aunando vivencias compartidas con la protagonista, divisé una claridad tan pura, tan limpia, tan vacía de odio, que mi alma palideció, mi corazón se estremeció, mis ojos se encharcaron y mi mente se nubló, quedé solo con la esencia de su ser, hasta tal punto ocurrió lo que digo, que Dios al verme, tuvo que dejar su corona de espinas y bajar a socorrer a una de sus múltiples ovejitas tristes, pero me negué, le negué al Altísimo, él sonrió, y en esa sonrisa celestial, vi a la gran mujer que yo había perdido. Por primera vez en días, sentí paz, aunque una paz recubierta de una desesperación arrebatada que en mí estaba floreciendo y que no me dejaba pensar con claridad. La dama muerte se asomó desde su tejado, una lagrima brotó de su negra mejilla, la gota aunque inerte parecía descender por su rostro vacío. Una melodía apareció de fondo en tan asombrosa actuación, era un sonido de viento, triste a la par de esperanzador. Yo desconcertado, incrédulo con todo lo que estaba presenciando, me desplome, caí al helador suelo, a lo que yo mortal de nacimiento, sentí dolor, un dolor interno y estremecido en llanto, estremecido en frío, pude palpar otra vez lo agresivo de la vida. No podía moverme, no podía emitir sonido alguno por mi garganta, yo estaba impotente en el suelo, a merced de cualquiera. Pero no tenía miedo, solo en mi cabeza brotaba una y otra vez aquel recuerdo bello de una mujer que una vez fue mi amada abuela".
(Donde quiera que estés...jamás te olvidaré)
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